Desmontando mitos: lo que debes saber sobre anticonceptivos y salud sexual

Desmontando mitos: lo que debes saber sobre anticonceptivos y salud sexual

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En un contexto donde la desinformación abunda, todavía existen muchas creencias erróneas sobre los métodos anticonceptivos y su impacto en la salud. Desde las tradicionales píldoras hormonales hasta los dispositivos intrauterinos, pasando por preservativos y métodos definitivos, la variedad es amplia, pero el conocimiento real sobre ellos sigue siendo limitado entre buena parte de la población.

Entre los errores más frecuentes figura la idea de que los anticonceptivos hormonales alteran la fertilidad. Esto es falso: al suspender su uso, la función ovárica regresa según el momento vital de cada persona. Si no se ovula al dejarlos después de años de uso, es más probable que la causa sea la edad y no el anticonceptivo.

También se suele afirmar que estos métodos “regulan la regla”, cuando en realidad lo que hacen es suprimir la ovulación natural y provocar un sangrado artificial inducido por hormonas sintéticas. No es un ciclo menstrual real, sino un patrón programado.

Otra creencia extendida es que los anticonceptivos hormonales provocan depresión. Aunque pueden generar efectos secundarios en algunas personas, como alteraciones en el estado de ánimo o reducción del deseo sexual, estos casos son poco frecuentes y deben evaluarse de forma individual. No se puede generalizar ni tampoco ignorar estos posibles efectos.

En cuanto al riesgo de tromboembolismo, es importante entender las cifras: el riesgo se multiplica por cinco en términos relativos, pero en términos absolutos sigue siendo muy bajo. Eso sí, siempre deben evitarse en mujeres con antecedentes o factores de riesgo cardiovascular.

Respecto al preservativo, aún hay quienes creen que debe colocarse solo en el momento de la eyaculación. Nada más alejado de la realidad. El preservativo debe usarse desde el inicio de cualquier contacto genital hasta el final de la relación sexual para proteger tanto del embarazo como de infecciones de transmisión sexual.

La sexualidad informada y saludable comienza por desterrar mitos y conocer las opciones disponibles. Hay métodos para cada etapa y necesidad, pero elegir bien requiere información veraz y asesoramiento profesional. Porque cuidar la salud sexual es también una forma de autocuidado integral.

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