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Según el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el 25 % de la energía mundial se destina a la calefacción y refrigeración de edificios.
Si a esto se suma el coste energético de fabricar los materiales aislantes, queda claro que el impacto ambiental de este sector es considerable. Frente a ello, esta espuma basada en algas ofrece una alternativa sostenible y eficiente.
El material desarrollado por este equipo internacional representa una combinación de ciencia de materiales avanzada y compromiso medioambiental. El proceso comienza con el alginato, extraído de algas marinas, una sustancia natural y completamente biodegradable. A este biopolímero se le incorpora un MXene, un material que contiene titanio y carbono y cuya estructura laminar le otorga propiedades similares al grafeno, como la alta conductividad eléctrica.
Este MXene, además de su capacidad para conducir electricidad, presenta otras cualidades notables como propiedades catalíticas, ópticas y térmicas. Lo más destacable, sin embargo, es su capacidad para dispersarse en agua, lo que facilita su integración con el alginato para formar una estructura homogénea.
