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Nassiri y Gill colaboraron durante varios años para desarrollar la técnica quirúrgica. Se realizaron numerosos procedimientos preclínicos en la Universidad del Sur de California y en la organización de obtención de órganos del Sur de California, como preparación para el primer trasplante de vejiga humana.
Durante el complejo procedimiento de ocho horas, los cirujanos trasplantaron el riñón donado y, posteriormente, la vejiga. Posteriormente, se conectaron ambos órganos mediante la técnica que Nassiri y Gill desarrollaron por primera vez.
“El riñón produjo inmediatamente un gran volumen de orina y la función renal del paciente mejoró al instante”, afirmó Nassiri. “No hubo necesidad de diálisis después de la cirugía y la orina se drenó correctamente a la nueva vejiga”.
Millones de personas en todo el mundo padecen algún grado de enfermedad y disfunción vesical. Algunas desarrollan vejigas terminales que no funcionan o causan dolor constante, infecciones recurrentes y otras complicaciones. El tratamiento actual para casos terminales graves de disfunción vesical o para la extirpación de la vejiga debido a diversas afecciones incluye el reemplazo o la ampliación del reservorio urinario.
Estas cirugías utilizan una porción del intestino del paciente para crear una nueva vejiga o una vía para que la orina salga del cuerpo. Si bien pueden ser efectivas, conllevan muchos riesgos a corto y largo plazo que comprometen la salud del paciente, como hemorragias internas, infecciones bacterianas y problemas digestivos.
“Un trasplante de vejiga, por otro lado, da como resultado un reservorio urinario más normal”, explicó Nassiri.
Fuente | UCLA