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Hasta ahora, el programa, dirigido por la organización sin fines de lucro Natura y Ecosistemas Mexicanos (NEM) con sede en la Ciudad de México, ha rescatado a 200 polluelos y los ha liberado con éxito en la naturaleza.
“Cuando los veo volar, me siento orgulloso de haberlo logrado”, afirma Noriega. “Porque sé que sin nuestra intervención, habrían terminado muy mal. En el mejor de los casos, en una jaula en algún lugar; y en el peor, muertos en el camino”.
Aunque la especie tropical tiene una larga historia como mascota, en las últimas décadas se ha expandido un mercado negro ilegal. Esta red global utiliza poderosos grupos del crimen organizado para atacar a cuatro mil especies animales y vegetales, según el Informe Mundial sobre Delitos contra la Vida Silvestre 2024 de la ONU.
Los loros y las cacatúas se encuentran entre las especies animales más buscadas, y representan el 2% del comercio ilegal, según el informe. Aunque la compra y venta de guacamayos rojos es ilegal en México, la legislación no se aplica. La venta de polluelos a traficantes ilegales, que luego venden las aves a clientes en el extranjero, es una fuente fácil de ingresos para algunos habitantes locales.
Sin la aplicación de la ley por parte del gobierno, “hacemos lo que está en nuestro poder, que es tomar los polluelos, criarlos nosotros mismos y crear conciencia entre la comunidad”, indica Julia Carabias, miembro de la junta directiva de NEM.
